Comienza un laberinto, el rumbo es hacia adelante. Las noticias, opiniones, dramas y ficciones de la vida nacional enredan las perspectivas, las atan y no las sueltan. El mundo gira pero no sabemos hacia dónde. Gira y confunde nuestros caminos, en ocasiones los entorpece y otras más, las llena de gratitud. Así pues la vida se torna un laberinto confuso, intrigante y complicado. Donde las decisiones son fundamentales, donde las opiniones no pasan desapercibidas. Este espacio caminará dentro del laberinto de la vida, abriendo camino con su andar propio, con su andar necio.
El laberinto es aquella terquedad infinita. El laberinto significa incertidumbre. El laberinto es un camino de sobresaltos, de vaivenes que secuestran la verdad. El laberinto de la terquedad es necio. No olvida, nada pasa desapercibido. Es un enredo que desenreda. El laberinto es la manera más terca de llegar a la verdad.
Nace, pues, un laberinto que contribuye al desenredo, que espera ser un terco caminante y que no sabe lo que es el destino.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario