El Laberinto es aquella terquedad infinita. El Laberinto significa incertidumbre.
Es
un camino de sobresaltos, de vaivenes que secuestran la verdad. El Laberinto
es necio,no olvida, nada pasa desapercibido. Es un enredo que desenreda.
El Laberinto de la Terquedad, es la manera más necia de llegar a la verdad.
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domingo, 15 de febrero de 2009

Sonidos del Bajocentro


Batería, contrabajo, saxofón, guitarra. Notas y compases que enriquecen la vida, estremecen al cuerpo e iluminan el alma. Al ritmo de alguna bebida, de una buena pasta o una exquisita lasaña, la noche se va acentuando y el viaje mejora con la música en vivo.

Físicamente underground, al estar ubicado en el sótano de un antiguo banco del Centro Histórico de la Ciudad de México, el Zinco jazz club se caracteriza por su espíritu clásico y concepto posmoderno y vanguardista. Las luces tenues de las velas descubren las mesas y la barra que, en conjunto, apuntan en dirección del pequeño escenario exclusivo para los exponentes del género nacido en Nueva Orleáns. Grupos nacionales e internacionales se han dado cita en el sótano de Motolinía 20 y le han construido, a lo largo de sus tres años y medio de existencia, el prestigio al que ha llegado.

El Zinco abre sus puertas de miércoles a sábados, de 9pm a 3am. Con reservación previa y sin necesidad de pagar para entrar (dependiendo la ocasión), ni consumir para observar, escuchar y experimentar; el club de jazz más famoso del Centro, logra que la ciudad de la música improvisada subterránea se mezcle con las avenidas y entrelace sus notas con los edificios coloniales.
El servicio es digno de resaltar. La amabilidad y prestancia, permiten que en el ambiente se mantenga la armonía propiciada por la música de algún invitado sobresaliente y por los aromas, que crean e imprimen en el antro el Chef ejecutivo Darío López y el Chef Jesús Sánchez. Una variedad no tan amplia, pero suficiente y deliciosa, es la que se ofrece en las cenas del Zinco. Tacos, brochetas, salmón, pastas, ensaladas y algunos postres, se cocinan detrás del bar que invita a los visitantes a consumir un refrescante mojito o bien un tradicional whisky, del que se presume la amplia gama de excelentes proveedores.

Con algunos platillos conviene combinar vino tinto o blanco, que a veces se incluyen en algún alimento. Los precios oscilan entre 60 y 150 pesos, dependiendo el tipo de comida que se ordene.

El bajocentro, como se autodenomina el club que dirige como gerente Raymundo Herrera, crea un escenario magnifico para el jazz y sitúa al cliente en una esfera donde cosas singulares suceden. Desde la interpretación del jazz clásico, hasta los límites del progresivo o fusión. Todo se acepta e impone de manera sencilla y tranquila. Sitio que se propone como ideal para los que buscan un espacio de apreciación y degustación de un alto nivel, que sin duda cumple con los rangos requeridos para lograrlo.

Los cuatro socios restantes que forman el consejo de dueños del bar, entre los que destacan el trompetista Eugenio Elías y el antrólogo Ernesto Zeibi, tuvieron la osadía de tomar el concepto de un lugar en Nueva York llamado Zinc, adaptarlo a nuestra cultura y arriesgarse a implantarlo en el Centro de la Ciudad. Así, el Zinco se posiciona cada vez más entre el público conocedor, que busca espacios para disfrutar del singular ritmo del jazz, y los inexpertos, que sin objeción y sin poder hacer otra cosa más que sacudir el pie al compás de la noche, disfrutan de la alegría profanada por el sonido abstracto del Zinco.

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