
No sólo es el hecho de que hayan ganado la UEFA el verano pasado, o que su liga figure entre las mejores del mundo, ni que el Barcelona esté marcando época con su estilo de juego.
Con la victoria del miércoles, la oncena de Vicente Del Bosque llegó a 29 partidos sin perder, racha que presume de 16 victorias al hilo.
España es un equipo imparable, intratable. Su estilo de juego es una comunión entre lo bueno que dejó Aragonés y las ideas frescas y ganadoras del otrora técnico blanco, Del Bosque.
Una defensa que no pasa nadie, bien estructurada y con el mejor portero del orbe. La media cancha más técnica y que mejor trata al balón, que se conoce a la perfección y una delantera envidiable.
El equipo rojo ha sabido manejar con excelencia el vestidor y aplicado con maestría el cambio generacional que se avecinaba hace algunos años. Las bases del juego español radican en el fútbol total, la comunión de sus partes y el respeto por cada pieza del equipo.
Es fundamental la columna vertebral que ya tiene varios años defendiendo los colores ibéricos. Iker Casillas, Ramos, Puyol (que no apareció en el juego de ayer), Xavi, Sena, Alonso, Iniesta, Villa y Torres.
El juego cerebral de España sorprende a propios y extraños y pone a temblar a las potencias de cara a Sudáfrica.
Por lo pronto Inglaterra ha sido una victima más del poderío español. Ni con un Beckham completamente renovado, ni con las “sorpresas” de Capello, que lo terminaron despistando a él. Y es que Inglaterra saltó al terreno de juego con promesas y poca imaginación. España se los comió de inmediato.
Ése poder del centro del campo español marcó la diferencia. El doctorado que tienen Xavi y compañía es de alta categoría. El resto del mundo se rinde a los pies de un conjunto que se adueña del balón, que tiene un romance con el deporte y que parece ser invencible. El juego bonito, y la calidad en el terreno han traspasado fronteras. Se despide de las amazonas para instalarse en la península ibérica.
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